El sol salió muy tempranito. Algunos jugadores con partidas pendientes tuvieron que madrugar para terminar las fases previas del Social, y así disputar los cruces a partir de las 11:00. De esa manera, los parrilleros tenían miedo de que el cuerpo de los chicos no aguantase hasta que los chuletones golpeasen el plato, pero entre ajedrez, pelota y el magnífico día que hizo, no echaron de menos las proteínas.
La nueva sección de ajedrez en auge.
Tras la fase clasificatoria, sólo 4 podían aspirar al trono máximo, al rey del Social. Un nombre brillaba como favorito entre tanto jovenzuelo, que era el de Eduardo Tuñón. La experiencia es un grado y se antojaba como un escollo insuperable para los más noveles.
Sin embargo pronto saltó la sorpresa. Julen Arbeloa se estaba quedando con ventajita, con negras, con una apertura un tanto especulativa buscando los enroques opuestos. Tuñón no se amilanó y decidió lanzar un ataque al rey enemigo en forma de peones. Una avanzadilla para crear molestias al enemigo. Cuando todo parecía bastante armonioso Tuñón transformó su optimismo en un sacrificio de caballo un tanto dudoso. El resto del ejército «Tuñonense» tenía otros menesteres en diferentes ámbitos del tablero, con lo que el ataque no parecía que fuese muy gratificante.
En efecto, Julen con pieza de más, se defendió con enjundia y consiguió cambiar damas, lo cual obligó al veterano de guerra a proclamar su rendición.
En la otra parte de la sala, se disputaba otra semifinal. Manu Lopez está consolidando su juego, pero Aritz Egozcue es un gran jugador de ataque. El fianchetto de Manu sufrió una serie de golpes directos que pronto hizo tambalear la posición negra. Aritz se mostró vencedor y sonriente, esperando impaciente a la resolución de la partida de la otra semifinal que le indicaría quién pelearía contra él por el primer puesto.
Los demás cruces también se disputaron, algunos con más emoción que otros. Todavía les cuesta a algunos chicos pararse a meditar más de 2 segundos por jugada… y teniendo en cuenta que las partidas podían durar más de una hora… el tiempo es inmaterial pero no se debería regalar así como así.
La gran final auguraba un encuentro tenso, largo, lleno de sutilezas, golpes psicológicos, maniobreo y golpes tácticos moderados. El temor a perder el cetro provocaría cierta inseguridad en los movimientos… pero no, nada más lejos de la realidad. La partida duró 5 minutos, un vuelta y vuelta cual chuletón de los parrilleros, un golpe de txistorra que nadie llegó a probar. Julen probó suerte con la misma apertura que a Tuñón… y le salió muy bien. Fue rápido e indoloro.
A pesar de todo, el resto de partidas continuaron su rumbo, disputándose los demás puestos de la clasificación.
Mientras tanto, los encargados de compras llegaban con un cargamento de varias especies herbívoras y, lo más importante, dos neveras para guardar a buen recaudo la cerv… esto… la cocacola. Los parrilleros no defraudaron, comida abundante, carne en su punto, lechuga que nadie comió (como siempre) y se necesitarán unas cuantas jornadas de Zumba para recuperar el terreno cedido.
Tras la excelente comida, unas rapiditas, unas risas, unos juegos y tras casi 10 horas después del toque de corneta se entregaron los trofeos para los que habían sobrevivido a tan ardua jornada.
Aupa San Juan y felicidades a todos los participantes.