Ni defensa 6–0 ni 5–1, el Loyola A, fiel a su estilo defendía en abierto, incluso por momentos en individual, lo que en teoría favorecía las internadas de las jugadoras de San Juan, que se vieron muy superadas por la alta y agobiante presión del equipo rival.
San Juan salió a arriesgar, a jugarle de tú a tú al Loyola, dándole velocidad al ataque, pero hay que hilar muy fino ante una defensa así, y en cuanto el equipo de Jesuitas se asentó en el partido empezó a robar balones y a darle velocidad a su contrataque, que hicieron que se despegara en el marcador. Mediada la primera parte se intentó reconducir la situación en un tiempo muerto, pero las verdes no tenían su día y no podían contra el poderío físico y táctico del Loyola A.
El descanso vino bien a las de la Agrupación. Les trasmitió tranquilidad, olvidarse del marcador, poner en práctica lo que se entrena a diario y sobre todo más contundencia en defensa. La nueva situación de partido funcionó porque la segunda parte pareció otro duelo distinto al visto en la primera mitad. Ataques más largos y precisos, buscando y encontrando huecos, y una defensa como enseñaron el año pasado: contundente. Y si a eso le suman varias intervenciones de la portera, esta segunda mitad del partido hizo vibrar a la nutrida presencia de aficionados de San Juan que olvidaron el mal sabor de boca que dejó los primeros 30 minutos.
Toca seguir remando, muchas veces contra corriente, pero hay que darle valor al esfuerzo que realizan las chicas enfrentándose a los mejores equipos de Navarra y darse cuenta que el verdadero premio es que la Agrupación tenga un equipo en categoría juvenil, donde no han llegado escuelas de balonmano con más historia y presupuesto que la nuestra.